
Una invitación singular en educación infantil.
La creatividad incorpora en cualquier proceso las ideas de originalidad y flexibilidad que no son específicas de los grandes genios ni están reservadas a un tipo exclusivo de sujetos. Solo hay que saber mirar y dejarnos agasajar.

Y es que el arte a veces no está en lo grande, ni siquiera en el hacer, tal vez en los pequeños gestos. Cada pequeño guiño que nos ofrece un niño es una invitación, como decía Loris Malaguzzi. Los proyectos grandes o pequeños ayudan a los niños y niñas del aula a que puedan sentir nuestra presencia. Se trata de una fuerza mayor cargada de significados propios donde el niño posiblemente solo necesite sentir-se reconocido, mirado, querido, valorado, escuchado pero sobretodo sentir que forma parte de algo. Este es un proceso nada simple, crear un equilibrio constante de alientos y pensamientos interrogando creencias o sintiendo de forma diferente a lo conocido implica pasar de lo subjetivo a lo objetivo. Un proceso que puede ser transferido bien imágenes o a las palabras. ¡Ay! y las maestras en medio de este diálogo intenso a veces y otras tan hermoso. De alguna manera sabemos que todas estas acciones son instrumentos de comunicación cargados de descubrimientos únicos e irrepetibles.
Texto; Janet Val Tribouillier