
Con la mirada abierta y el corazón en la mano.
En estos días de escuela por encargo online, el equipo docente se pregunta tantas cosas en nuestras reuniones virtuales y periódicas… Parece que la función del maestro se reduce únicamente a diseñar actividades que ayuden a los estudiantes a avanzar con los temarios y con las rutinas del proyecto establecidas, pero verdaderamente ¿es esa la única función de un docente o de la Escuela como institución?
Los niños y niñas no son material uniforme, sino más bien una colección de seres humanos que viven sus historias personales de vida y de personalidad de forma compleja. Si la institución solo se limita a los resultados o a los contenidos, puede que demos la espalda a lo que verdaderamente nos muestra el alumnado.
Es difícil diseñar cada propuesta porque, aunque se intenta hacer algo para todos, cada niño y niña tiene su ritmo y su trayectoria. Una institución educativa debe nutrirse de docentes creativos que puedan llevar su humanidad al aula. Docentes que puedan tomar decisiones individualizadas y que comprendan todo ese conjunto de habilidades complejas que conforma la realidad de una clase. Se trata de docentes flexibles, alejados de trabajar en el aula como si fuera una sala de montaje. Docentes que generan actividades lúdicas, artísticas, activas, para liberar tensiones, para reconocernos, encontrarnos, sentir que somos aceptados, actividades hermosas o no tanto, porque la fealdad también es necesaria para comprender el mundo que nos rodea.
Porque sí, para crear vínculos amorosos, para comprender el aula como una comunidad tribal donde todos somos parte importante. Porque los alumnos son únicos pero también lo son los maestros, como individuos únicos con su naturaleza, calidad y singularidad, que fomentan una relación profesor-alumno única.
También repensamos cómo la Escuela integra a miles de familias a través de sus hijos, cuyo pegamento es esa fuerza de colaboración hacia un compromiso común. Nos preguntamos cómo el impacto de lo que nos acontece estará afectando a las familias. ¿Cómo transmitir la cohesión de grupo vía online? Nuevos tiempos nos ponen a prueba. El sentido del humor, el apego, la empatía nos alejan del individualismo. Son actitudes y estrategias creativas para estar en sintonía emocional.
Quizás el camino sea ir siempre con el corazón abierto, una mirada conectada en otras posibilidades creativas. Como decía Saint-Exupéry; Lo esencial es invisible a los ojos. La resonancia emocional familia-hijos-escuela se mantiene positiva gracias a la alegría y al vínculo amoroso fundado. Para verlo hay que hacer “click” en el corazón de cada uno de nosotros. Gracias a todos por vuestra confianza.
Janet Val Tribouillier